Cuando un maestro como Woody Allen nos regala una película al año es absurdo pensar que con todas y cada una de ellas toque el cielo. Si compras tu entrada con esa expectativa es más que probable que salgas decepcionado la mayor parte de las veces, desde luego sí de Café Society. Si en cambio vas esperando pasar un buen rato, dispuesto a disfrutar de la magia de su mundo saldrás con una sonrisa en los labios, después de haber pasado hora y media deliciosa.
Se trata de una comedia romántica con su punto dramático, ambientada en los años treinta, tan queridos por Allen, que narra las peripecias de un joven judío, trasunto del propio director, que deja su Nueva York natal para buscarse la vida en Hollywood, de la mano de un pariente bien situado en el mundillo cinematográfico. Este personaje, interpretado estupendamente por Jesse Eisenberg, combina a la perfección la fragilidad y esa agudeza corrosiva con la que el director viste a todos los personajes que a lo largo de su filmografía le representan, y cuenta desde el primer momento con la total complicidad del espectador.
El mundo del hampa, el jazz, la recreación del Nueva York y Los Ángeles de 1930, la crítica a la cultura judía (tan presente en toda su obra), sus toques de humor y su enorme melancolía. Una película estéticamente hermosa, inteligente y deliciosa, que os recomiendo.
En efecto, Sol, uno siempre entra a ver una película de Woody Allen esperando algo memorable que supere a tal o cual otra de sus obras maestras pero eso no sucede ni en este caso ni en otras de los tiempos más recientes, por no hablar, si se me permite, del para mi auténtico pufo de Vicky Cristina Barcelona.
Impecablemente realizada, incluso primorosa en más de una secuencia, en todo momento estuve esperando que se produjese el chispazo del genio que me atrapase hasta el final pero salí como entré, incluso aturdido, además, por un exceso de voz en off tan del gusto del bronxite.
Me pareció una peli que se ve gratamente pero que a los cinco minutos de su final pasa lo mismo que cuando uno se pregunta «¿qué comí ayer?» y no lo recuerda en primera instancia.
También es posible que si fuese la obra de un director desconocido para mi, este comentario habría sido más cálido y entusiasta, que todo hay que decirlo.
Aprovecho la ocasión para felicitarte efusivamente por la reanudación de tu estupendo blog bajo este nuevo formato. No tengo la menor duda de que mantendrá o, incluso, superará el listón que habías alcanzado para contento y disfrute de quienes además de seguirte, te queremos como bien sabes.
Me gustaMe gusta
Ire a ver la pelicula al igual que fui cuando Vicky, Cristina Barcelona no paro de ver esa pelicula me encanta.
Me gustaMe gusta