Se fue en el viento,
volvió en el aire.
Le abrí en mi casa
la puerta grande.
Se fue en el viento.
Quedé anhelante.
Se fue en el viento,
volvió en el aire.
Me llevó adonde
no había nadie.
Se fue en el viento,
quedó en mi sangre.
Volvió en el aire.
José Ángel Valente
Valente siempre certero.
En el aire, esa el la clave, el aire que en todos nuestros instantes nos alimenta, enseña, calienta, enfría, en suma: no da vida.
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Quiero pensar que está a mi alrededor, que sigue conmigo. Que él, tan pertinaz, encontrará la forma de no abandonarnos.
Un beso, José
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