El título de la novela de Rosa Montero me viene a la memoria una y otra vez. ¡Te has ido tan vivo, tan pleno, tan esperanzado! Es ridícula la idea de no volver a verte. Tú, que has paseado mi vida casi desde la adolescencia, tu amor incombustible, tu lealtad a prueba de infortunios, qué sola me has dejado.
Como un perro que aúlla interminable
que aúlla inconsolable
a la luna
a la muerte
a su tan breve vida.
Como un perro.
Así yo, como el perro de los versos de Idea Vilariño.
No temas, no me dejo arrasar por la pena, no me complazco. En estas dos semanas he retomado la vida, aún contigo de la mano. He visto películas, obras de teatro, conciertos. Me centro en nimiedades, observo atentamente a los nuestros por si me necesitan.
Pero te veo a ti constantemente. Mirándome.
Bailemos, mi amor.