Narrar el mundo

k1226dionysos«En Las bacantes Eurípides narra la historia de cómo las mujeres de Tebas, asustadas por el impostor que irrumpe en sus rituales sagrados y costumbres, lo persiguen, atrapan y despedazan. En esa ola de agitación emocional, Ágave, la hija del rey, cogerá la cabeza del desafortunado impostor y la exhibirá frente a los tebanos, ignorando que es la de su propio hijo, Penteo.

Es inevitable que esta tragedia nos lleve a formularnos algunas preguntas: ¿cómo genera el miedo comportamientos tan impredecibles e irracionales, de auténtica ceguera? ¿Qué es aquello tan sagrado por lo que se acaba sacrificando algo nacido de las propias entrañas? ¿Qué es eso que se destruye, si no sus valores mismos, en la defensa de la presunta amenaza planteada por el extraño?

Ignorancia y fantasía son dos de las claves que explican esta tragedia, las mismas que han ocupado el centro de la escena pública desde hace tiempo, azuzadas por la retórica política del miedo. Dicho miedo está enfocado a la búsqueda de chivos expiatorios, encarnados por migrantes, extranjeros o foráneos hacia quienes descargar la ira social, un discurso homogeneizador de la identidad y una defensa del interés nacional de corte aislacionista. Tales presupuestos son apoyados por más de la mitad de las poblaciones de estados de la Unión, como Polonia, Francia, Holanda o Finlandia.

A diferencia de otras pasiones, el miedo es primitivo. Sin embargo, la compasión o la solidaridad, según nos cuenta Martha Nussbaum, requieren de un pensamiento empático más elaborado, capaz de ver cosas desde otras perspectivas. Desarrollar la sensibilidad para la compasión implica estar expuesto a otras culturas, haber leído novelas, visionar películas que preparan el camino para el respeto y la imaginación. Consiste en cultivar ese “desplazamiento de la mente” del que ya nos hablara Kant para, por ejemplo, ante un personaje de Dickens poder afirmar: “He ahí otro ser humano como yo”. Probablemente, ninguna obra de Marx nos explicará tan bien lo que es el sufrimiento humano, ni nos impulsará con tanta fuerza a salir de nosotros mismos para entrar en otros mundos. (…)»

 

Os ofrezco los primeros párrafos de un artículo muy interesante firmado por Máriam Martínez-Bascuñán, profesora de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, publicado por el diario El País hoy, 10 de Enero.

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