Contar con Blanca Portillo para cualquier obra de teatro ya es garantía de éxito. Es esta una actriz extraordinaria, sorprendente en sus innumerables registros, capaz de otorgar a cualquiera de sus personajes toda la verosimilitud y la hondura. Es la cómica por antonomasia, Esa cara tiene la facultad de transfigurarse en pocos minutos y transitar por todas las edades, la niñez, la juventud, la madurez y la vejez sin perder un ápice de verdad. Es versátil como pocas. Yo la sigo desde hace tiempo, procuro no perderme nada en lo que esté implicada. Borda el personaje de Blanca en El Cartógrafo, de Juan Mayorga, que se representa estos días en el Matadero de Madrid. Junto a ella, dándole la réplica, José Luis García Pérez.
El argumento de la obra se sintetiza en las palabras de Marek, uno de los personajes en los que se transmuta García Pérez: «Érase una vez en el gueto. Mientras todo moría a su alrededor, un viejo se empeñó en dibujar un mapa. Pero como sus piernas no lo sostenían, como no podía ir a buscar los datos que necesitaba, pidió a una niña que lo hiciera por él». Era el gueto de Varsovia, y la niña, su nieta. Entre los dos dibujan el mapa con sus gentes, el mapa de la vida y la muerte, de la alegría y el horror, para que no se olvide. «Bajo cada loseta que pisamos hay una alegría, un dolor, un nacimiento, una muerte… quizá una mentira por descubrir… hay que recordar el pasado y dejar de vivir en la dictadura del presente… Hay que tenerlo en cuenta, conocerlo y usarlo…»
Una obra dura, poética, a ratos abrumadora. Os dejo con el avance: