La influencia de Caravaggio en los pintores barrocos

caravaggio-1607En 1599 Caravaggio pintó por encargo dos cuadros para la capilla Contarelli de la iglesia de San Luis de los Franceses, de Roma, dos cuadros extraordinarios que tuve ocasión de contemplar en 2015 durante un viaje inolvidable con mi nieto: La vocación de San Mateo y El sacrificio de San Mateo. A partir de estos trabajos la fama de Caravaggio traspasa las fronteras italianas y muchos pintores del centro y norte de Europa viajan a Roma y quedan seducidos por el poderío de su pintura, su capacidad narrativa, su peculiar utilización de la luz como elemento dramático. Ahí comienza una influencia que se extenderá más allá de la vida del maestro.

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La exposición de la que vengo hablándoos estos últimos días , Beyond Caravaggio, en la Tate Gallery londinense, da cuenta de esa influencia contrastando algunos de los cuadros más significativos del pintor con los de otros artistas europeos. Abro el comentario con una obra de enorme fuerza dramática, un tema muy querido por los pintores de su época, Salomé con la cabeza del Bautista, firmada en 1609. El rostro de Salomé no denota satisfacción, ni horror por lo que ha desencadenado: muestra la cabeza de Juan en una bandeja con gesto desentendido, ausente, frente a la expresión seria y un punto triste de la vieja criada y el tono triunfal y zafio del hombre. Esa capacidad de dotar de alma a sus personajes.

Sobre estas líneas, a la izquierda, el único pintor que, a mi juicio, no desmerece ante el maestro, el español José de Ribera, del que contamos con obras excelentes en el Museo del Prado. En esta exposición está representado por varios cuadros espléndidos, entre los que he seleccionado El martirio de San Bartolomé, realizado en 1634. A su derecha un Artemisia Gentileschi, Susana y los viejos, de 1622. De lo representativo de este lienzo en la biografía de la pintora ya os he hablado en anteriores entradas.

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Hendrick ter Brugghen fue uno de los llamados «caravagistas», un pintor neerlandés que viajó a Roma en 1604 y pudo estar en contacto directo con Caravaggio, que hasta dos años después no tuvo que huir de la ciudad acusado de asesinato. Conociera o no al maestro, Bruegghen tuvo ocasión de estudiar su obra y relacionarse con sus seguidores italianos. En Beyond Caravaggio se expuso el precioso lienzo que veis a la izquierda, El concierto, pintado en 1626. A la derecha el cuadro del maestro en el que se inspiró, Los músicos. Como observaréis, el neerlandés conserva un tratamiento de la luz típicamente flamenco, una luz más cálida, proveniente de los interiores alumbrados con velas. Y cierro con una obra monumental de Caravaggio, San Juan Bautista, pintado entre 1603 y 1604.

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